Sucedió en Turquía. Un
rebaño avanzaba tranquilamente por una montaña, al borde de un desfiladero,
rumbo a su redil. Todo iba bien. Nada hacía suponer la existencia de un
problema. Nadie, al ver el sereno rebaño que conducía su pastor, habría podido
adivinar lo que estaba a punto de ocurrir. De repente, una oveja se lanzó al
precipicio. No resbaló. No fue a buscar algo. Sin razón alguna, simplemente,
saltó al vacío.
Lo increíble fue lo que pasó después. El resto del rebaño, una oveja a la vez, se lanzó al precipicio detrás de ella. Sin titubear, sin pausas y sin darse cuenta, las ovejas se lanzaron a la muerte. El suceso causó gran sorpresa, aunque no era la primera vez que ocurría.
En 2005, un rebaño de mil
quinientas ovejas se lanzó a un precipicio. En aquella ocasión murieron
cuatrocientos cincuenta animales; el resto se salvó porque cayó encima de los
cadáveres de las que habían caído primero. El suicidio colectivo causó una
pérdida de cien mil dólares a los dueños del rebaño.
¿Por qué se lanzó al vacío
la primera oveja? ¿Un impulso repentino? ¿Una travesura, quizá? ¿Un salto
juguetón? Nadie lo sabe. ¿Acaso se trató de un suicidio? ¿Sabía con certeza que
saltar al precipicio era lanzarse a la muerte? Resulta escalofriante pensar que
ni siquiera sabía lo que eran un precipicio y la muerte. Sencillamente saltó al
vacío y las otras la siguieron sin vacilar, sin saber lo que hacían.
Al parecer, las ovejas son
animales muy caprichosos y excesivamente gregarios, es decir, siguen a la que
va delante sin el menor cuestionamiento. ¿Por qué? Pues porque así son las
ovejas y nada más.
La Biblia dice que Dios es el Buen Pastor y sus seguidores las ovejas, porque ellas confían en su pastor. Él nunca las conducirá a un despeñadero ni las llevará por un camino de muerte.
La Biblia dice que Dios es el Buen Pastor y sus seguidores las ovejas, porque ellas confían en su pastor. Él nunca las conducirá a un despeñadero ni las llevará por un camino de muerte.
Es muy fácil dejarse
influir por la mayoría. Sin embargo, piénsalo bien, seguir a la mayoría puede
conducir tu vida a un precipicio. ¿Te has involucrado en algunas prácticas que
pueden llevar tu salud física o espiritual a la ruina sencillamente porque
“todos lo hacen”? Recuerda: ser diferente requiere valentía, pero vale la pena.
Hacerlo te puede acarrear cierta impopularidad y aparentemente te hará perder
algunas oportunidades. Pero al final te dará atractivos resultados.
(Félix H. Cortez, ¿Sabías qué…? p. 10).
La casa productora norteamericana “Dream Works” comenzó a realizar, en
los años noventa, varias películas muy importantes de animación por ordenador.
Una de las más famosas fue
la “Hormiga Z”. En el
transcurso del film, una de las hormigas soldado, llamada Barbatus, le dice a
la hormiga Zeta, justo antes de morir: “No cometas mi error, no sigas órdenes toda tu vida, piensa por ti mismo”.
Hacer siempre lo que otros
dicen puede llevarnos a la mayor catástrofe de nuestra vida. La mayoría de la gente no siempre tiene
razón. Es más, muchas veces son los que más se equivocan, Recuerda
“No imites la maldad de las mayorías”.
Los demás no son los que tienen que tomar las decisiones de tu vida
personal. No tienen ningún derecho de ordenar tu vida. Pero jamás debemos olvidar
que ellos lo hacen si los dejamos. Deciden lo que debemos comprar y lo
que no. Nos enseñan las carreras y las profesiones más importantes y nos dicen
las actitudes que tenemos que tomar ante determinadas personas, incluso las
decisiones más personales están influidas por lo que los amigos nos dicen.
Lo más peligroso es que no lo hacen de una manera aparentemente
“dictatorial”. (¡Todos lucharíamos contra eso!), sino bajo el casi
irreconocible disfraz del desprecio, la burla y la soledad obligada si no haces
lo que te dicen y no piensas como ellos quieren.
No cometas esos errores. Piensa por ti mismo. Nos vemos la próxima
semana. Cuídate.
http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/3473/Ten-cerebro-de-hormigahellip-z