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miércoles, 2 de abril de 2014

“El problema del hombre es que solo confía en lo que ve”: Juan Ángel Huerta, vendedor ambulante invidente.

Por: Sergio I. Franco Bernal
Agua Prieta, Son.- "Cada mañana es una oportunidad más de poder hacer algo en la vida, de poder salir adelante porque el hoy, es un regalo de Dios". Así comienza la entrevista con Juan Ángel Huerta, un joven de 26 años, originario de Durango y que sufre de un padecimiento de los nervios ópticos que desde muy joven lo dejaron ciego. Muy a pesar de esta discapacidad, sale todo los días a vender sus dulces por las calles de esta ciudad, guiado por el instinto, el oído y más que nada, sus ganas de salir adelante. Ángel explica que desde muy joven, visito a varios médicos oculistas y el diagnostico fue siempre el mismo, los nervios conductores de la vista sufrían un deterioro gradual hasta que perdió la vista por completo. Cuanta que en un principio, el perder el sentido de la vista, fue para él como si se le hubiera cerrado el mundo, ahora vivía en un mundo de obscuridad en el cual se le dificultaba moverse. La pregunta era obligada ¿Cómo hacia para guiarse por las calles de Agua Prieta? La respuesta fue igualmente obvia "Una señora me pregunto lo mismo y lo único que le conteste ¿Cuántos sentidos tienes? Y me contestó 5 ¿y cuántos usas le pregunte? Y ya con eso entendió lo que le quise decir, que inconscientemente no hacemos uso de los otros sentidos como el oído." Justo en ese momento el reportero que esto escribe, se encontraba de frente a Ángel en la entrevista, y una persona se aproximaba sin que yo lo percibiera, sin embargo Ángel si lo hizo y únicamente se hizo a un lado para darle el paso. Con esto corroboró lo que explicaba que nos guiamos por lo que vemos. Cuanta Ángel que este sentido tuvo que desarrollarlo cuando fue abandonado en Hermosillo, Sonora y siempre hubo gente que lo ayudo, guiándolo por las calles y diciéndole que había en cada una de ellas. Desde hace 3 años que llego a Agua Prieta, Ángel ya cuanta con un mapa mental de la ciudad, lo cual le permite moverse con confianza entre las calles. "Gran parte de mi vida me la he llevado para arriba y para abajo, conozco gran parte de Nogales, conozco Obregón conozco muchas partes de Sonora pero entendí que un árbol no puede crecer si no echa raíces y no puede dar fruto si no está plantado" puntualiza. "Yo siempre he creído de esta manera, el problema que el hombre tiene es que confía mucho en lo que ve, pero nunca ha sido capaz de ver mas allá de lo que realmente es. Es como si yo le dijera, sé que tengo manos y pies pero a veces el hombre no se da cuenta que tiene oídos, ya que se guía mucho por la vista. El hombre se confía tanto de lo que ve a su alrededor que se olvida de que hay algo mas allá" Mañana continuaremos con la historia de Juan Ángel.